domingo, 17 de febrero de 2013


Demasiadas veces las reacciones nos traicionan cuando algo nos sorprende. En el momento de enterarnos de cosas que no esperábamos, la cabeza empieza a calentarse, el pulso se acelera y la sangre no deja de moverse rápidamente por tu cuerpo.
Después de pasar por esto tantas veces, una más me ha cansado, y he decidido mandar todo eso a la mierda y no estallar. Más tranquila he reflexionado y me doy cuenta de mis miedos, de miedos que antes no existían y el tiempo les ha buscado un lugar en mí.
He llegado a la conclusión de que no puedo hacerme más daño pensando así, la vida es demasiado corta para ésto y si alguien no me quiere cerca es tan fácil como desaparecer.
También se que la solución ante un miedo no está en callarse, dejarlo pasar y aguantar el tirón. Si hay algo que duele...hay que hablarlo. Pero a veces la primera opción en más fácil aunque luego tu mundo te taladre la cabeza.